Cómo hacer kéfir en casa

En nuestro blog ya hemos hablado anteriormente de los beneficios del kéfir en nuestra dieta. El kéfir es una bebida fermentada a partir de levaduras y bacterias que resulta saludable para nuestro organismo y nos ayuda a regular el sistema inmunológico y nuestra flora intestinal de forma natural. Además, ¡está delicioso!
Si has investigado sobre el kéfir, sabrás que se puede elaborar tanto kéfir de agua como kéfir de leche. El más conocido es el de leche, ya que es el que se prepara más habitualmente y el que normalmente podemos encontrar en los supermercados. El kéfir de leche tiene una textura parecida a la del yogur batido, pero más grumosa. Sin embargo, también se puede elaborar kéfir fermentando agua azucarada. Esta preparación, sin embargo, tiene una textura muy distinta, parecida a la de un refresco.
La principal similitud entre las dos variedades de kéfir es que son alimentos probióticos y nos aportan microorganismos beneficiosos para nuestro cuerpo. La diferencia es que el kéfir de leche tiene alguno de los riesgos de los lácteos, mientras el kéfir de agua es más neutro y no tiene contraindicaciones asociadas. Sin embargo, si no tienes ningún tipo de intolerancia a la leche no tendrás problema con ninguna de las variedades.
Para que puedas elegir tu variedad favorita, te damos indicaciones para que puedas preparar ambos tipos de kéfir, tanto el de agua como el de leche. Para preparar cualquiera de las dos recetas deberás conseguir algunos nódulos o gránulos de kéfir. Aunque puedes encontrarlos en Internet, en herboristerías o en tiendas de productos naturales, lo más común es que alguien que prepara kéfir os los regale.
Kéfir de leche
Coloca unas 3 cucharadas de nódulos de kéfir por litro de leche en un recipiente de cristal con tapa, y a continuación vierte la leche entera. Puedes utilizar leche de vaca, aunque si puedes prepararlo con leche de oveja la textura final será más cremosa.
Ten mucha precaución y no llenes todo el frasco. Debes dejar aproximadamente dos tercios del frasco vacíos ya que la fermentación de la leche producirá gases que necesitan su espacio. Si no dejamos sitio suficiente, el frasco podría incluso estallar.
Deja reposar la preparación a temperatura ambiente en un lugar en el que no reciba demasiada luz (pero tampoco es necesario que esté completamente a oscuras). Remueve o agita la preparación cada 8 horas. El kéfir estará listo para consumir entre 12 y 36 horas después, pero el tiempo de reposo afectará a la textura y al nivel de acidez del kéfir de leche. Puedes probar varias opciones y decidir qué punto prefieres.
Para consumirlo, cuela el líquido resultante con un colador o con un filtro de tela. El filtro de tela siempre será una mejor opción ya que a veces los nódulos de kéfir son muy pequeños y podrían pasar por el colador. Una vez hayas colado el líquido, puedes volver a repetir el proceso con los mismos nódulos para obtener más kéfir.
Kéfir de agua
La preparación es similar al kéfir de leche, pero debemos tener claro que aquí no conseguiremos una bebida cremosa sino un líquido ligeramente gaseoso que, para disfrutarlo en condiciones óptimas, debemos tomar bien frío.
Para prepararlo, añadiremos a un frasco de cristal tres cucharadas de nódulos de kéfir por litro, agua filtrada o embotellada (que no tenga cloro), dos cucharadas de azúcar integral de caña, un higo seco, pasas o dátiles y medio limón entero con su piel.
Puedes sustituir el azúcar de caña por panela o otras variedades, pero ten en cuenta que siempre deberá tener un índice glucémico alto. El motivo es que este azúcar servirá como alimento de los microorganismos del kéfir. Es posible que en las primeras preparaciones una parte de ese dulzor acabe en la bebida, pero a medida que los nódulos de kéfir se activen fermentarán mejor y el resultado será menos dulce.
Del mismo modo que con el kéfir de leche, deja reposar la preparación entre 12 y 36 horas removiendo o agitando cada 8 horas y cuela para obtener la bebida. Se recomienda beberla fría para disfrutar mejor su sabor. Si prefieres un sabor más afrutado, puedes incorporar frutos rojos o tus frutas favoritas durante la fermentación.
Tanto en una preparación como en la otra, observarás que el hongo del kéfir crece continuamente, por lo que podrás ir eliminando partes malas y regalar lo que te sobre a tus amigos y familiares para que se puedan apuntar a probar estas recetas.
Ten en cuenta que, aunque no quieras tomar kéfir durante un tiempo, los nódulos de kéfir son un organismo vivo que debes alimentar. Por este motivo, deberás mantenerlos en leche fresca o agua azucarada e irla cambiando cada pocos días.
¡Esperamos que disfrutes preparando kéfir de agua y kéfir de leche y compartiendo esta receta con tus amigos! No olvides seguirnos en Facebook y seguir visitando nuestro blog para descubrir las recetas increíbles que compartimos cada semana.